El Karma de ser del Sur


De alguien que no tiene idea de Nudos acerca de la Selección Nudo de los Pastos y basado en los Cortometrajes nariñenses del III Festival Internacional de Cine de Pasto.
Los Realizadores Nariñenses son parte fundamental del Festival de Cine y Video de San Juan de Pasto 2007, en esta edición, aproximadamente 30 cortometrajes se muestran dando cuenta de lo mejor de la producción audiovisual nariñense.
Esta selección resulta un caleidoscopio a una serie de personajes solitarios y torturados por sí mismos, por otros o por sus fantasmas o pesares: el karma de ser del sur. Estos cortometrajes en gran medida dan cuenta de esos quiebres por los que atraviesan ellos.
Son personajes en una búsqueda, en la cual se huyen o se encuentran con aquello a lo que le han dado la espalda. Huir de sus deseos, pero al mismo tiempo buscar saber de ellos, como Juan León, de sus culpas y fantasmas como el monje en Lágrima o la Psicoanalista en Fiebre de Tango, del tiempo como en Cronoloquia, del pasado como el caminante en Vertiente, de sus demonios como en Kibbutz o de sus ausencias como en el Mariachi o Nunca Más, ambas con la participación de Luis Carlos Hernández.




Estas historias dan cuenta de esas huidas o del reencuentro con aquello de lo que se ha huido. Los realizadores en muchos momentos han querido llevarnos al momento en que los personajes de pronto se encuentran con esos karmas.
Sí uno hace una revisión de todo aquello que no es documental en la Selección Nudo de los Pastos, se va a encontrar con muy pocos diálogos, puesto que se trata de una narrativa breve, claro esta, pero que hace uso de otros recursos para contar, salvo excepción especial de Instinto Natural.
Esta forma narrativa reafirma quizás el peso de la soledad en los personajes, lejos de decir que faltan personajes al igual que diálogos, se me ocurre que lo que hay son personajes solitarios tan introspectos en esas búsquedas que el dialogo queda suspendido, incluso el mental, tampoco hallamos muchas narraciones o reflexiones en voz en off.
Lo anterior y ya estéticamente es imposible no tener que decir que marca una prelación a la imagen que a la palabra dentro del texto visual. Y de eso sabe mucho Juan F. Cano, (Ver la Reseña de la Muestra de este Realizador).



Anudadas
El gusto por lo mórbido y lo enfermizo ronda estas historias en un aleteo fiel que no nos abandona. Quizás dando cuenta del horror y la barbarie de la que somos testigos, actores o espectadores, día a día en este país, del cual por supuesto, Pasto y Nariño también son parte y para nada, una de las más placidas como se creía antes.
Juan León huye por entre sus delirios como una criatura sacada del mismo Frankestein de Mary Shelley (no confundir con el de las películas de las Turner con sus celebres tornillos) pero a diferencia de buscar venganza parece buscar paz o algo de verdad, como sí este no tuviera un padre a quien matar.


El delirio, luego es nuevamente visitado en Esquizofrenia de Bustos, Estrada y Martínez.
La exposición de una doble moral combinada con el sadismo juvenil en Instinto Natural de Andrés Eraso Castro también visita este universo mórbido, pero ya no desde lo surreal o el reino de la pesadilla sino desde la pura y dura narración realista del cine, no por ello confundir con lo real.
Estas criaturas son jóvenes, universitarios tal vez, fácilmente podrían ser sacados del seriado perenne de Padres e Hijos, pero con un patio interior de juegos macabros, sin embargo lo que más asombra de ellos, es su indeferencia con el otro, su desprecio por la condición humana paralelo a su goce por la cosa humana, lo orgánico, el dolor y la materia en si mismo. Criaturas.
El personaje de Kibbutz también huye de sí mismo, en ese reencuentro que nos relata, pero prescinde igualmente de todo, del otro, del afuera, de todo, incluso de gran parte de su condición humana, deambula, es pura pulsión buscando escape al igual que Juan León. En lugar de volver a su madre este vuelve a su útero de agua y de lienzo.
Luego la mujer que espera la explosión con café y cigarrillo antes de retocar su maquillaje en 8:00, no se queda atrás en esta de galería de criaturas en la Selección Nudo de los Pastos que los realizadores nariñenses y pastusos han querido presentarnos como nuestros semejantes, nada más ni nada menos.


Quien sueña el soñador o el soñado, un tópico de la literatura, el cine, el teatro y la creación artística en general.
Pero porque hacer historias sobre ello o hablar sobre lo mismo.
Porque el sueño es un universo amplio, con los matices propios de la fantasía, la ensoñación, la pesadilla, el delirio porque no, y quizás un sinnúmero de facetas de lo onírico por donde es muy fácil deslizarse y encontrarse con algo singular y sui generis.
Y es con algo así, con lo que una cuerda de este Nudo de Los Pastos, nos amarra. Una atmósfera no lejana a lo mórbido del mundo propio de criaturas, pero más benévola en cierta forma, con se quiera ver. Una atmósfera lynchiana porque no decirlo, no de linchar, sino de David Lynch, ya se, perdón por el mal chiste, ojala Cabrera Infante también haya entendido esto antes de morirse. 


Y fácilmente es claro decir que estas atmósferas oníricas o surrealistas, se suceden en la geografía del audiovisual colombiano, en especial de jóvenes realizadores, sin embargo en esta selección local, diríamos, predomina sobre manera como un rasgo o micro universo propio, que quizás en otros lugares del país, comparte espacio con narrativas más realistas, por decirlo de alguna manera, como hemos podido ver en la Selección Nacional, sin ir más lejos. 

Lamentablemente es muy poco lo que se puede decir de ese microuniverso y no acierto más que a usar que es una atmósfera de imanencía donde los personajes sueñan, son soñados, son sueños o siguen soñando aun despiertos. Juan León sueña con su madre pero su vida misma en tanto es un sueño, el personaje de Cronoloquia sueña con la realidad y la tortura del tiempo. En Duermevela un personaje fugado de una historia de Mellies, de las primeras películas del cine, cándido totalmente en apariencia levita en sus sueños, pero su mundo sigue rugiendo a su alrededor como un refrigerador, en Morfina el soñador va más allá y se desdobla, pero quien sabe quien es quien. 


En Aurelio Arturo El Cantor del Sur, el poeta tiene una claraboya a la ensoñación a dos pasos de su maquina de escribir en su despacho. En Lagrima un fantasma del pasado, asciende del hades a visitar al que no duerme ni tiene sosiego. Y en Acasolanoche, en ese universo silencioso más allá de la luz y las palabras, las cosas recobran su espíritu como en el poema El Alma de las Cosas de José Asunción Silva. Los karmas nos persiguen aun en sueños, quizás esa su puerta de emergencia o su respiradero.


Por una parte Documentales realizados con mucho tacto, arte y una alta dosis de sensibilidad por los universos que documentan como El Aroma del Alcanfor, Aurelio Arturo El Cantor del Sur o Runacuna Ñawiruras. Se respira como los documentalistas han quedado impregnados de sus personajes y contagiados por la magia del escritor que añora lo idílico, el luchador que se congelo en el tiempo y permaneció como mito o como testigo de la decadencia de los ideales, o la armonía, magia y buen humor de los Ingas del Valle de Sibundoy. No es gratis la sensibilidad de que han quedado impregnados y así mismo el espectador, los tres documentales tienen mucho campo, mucha naturaleza, mucha alucinación, sí, aun siendo documental, o revelación como le llaman los que saben, Los Ingas. Y en suma, mucho olor del rocío en la mañana, mucho de Nariño en suma.

De la misma manera Tierra de hombres para Hombres sin tierra como reza un lema del Vichada nos lleva a ese otro tiempo del campo y sobre todo a esa otra visión del país.

Por otro lado Documentales a manera de pequeñas crónicas como El Canto del Histrión y Tribus Urbanas que nos dan vistazos, el Canto del Histrión a la movida cultural en la ciudad de Popayán, a través de tres artistas o colectivos artísticos de narración oral, teatro y títeres. Por otra parte Tribus Urbanas en Pasto nos da un vistazo a la movida de las bandas musicales de esta ciudad en la actualidad, donde confluye un cierto auge por el ska, el reggae, el funk, el punk y el emo, aunque no queda muy claro sí hay bandas emo como tal en la ciudad. Por ultimo Del Cartucho al III Milenio significa una mirada de cómo se ha pavimentado ornamental y ambientalmente, la indigencia, la delincuencia, las drogas, la diferencia en el Cartucho en la ciudad de Bogota, a través del testimonio de vendedores ambulantes reubicados insatisfechos y habitantes del cartucho dedicados al negocio de las drogas nada reubicados, ambos sin un lugar en esta pavimentación.


Por William Lucero (Cineztesia Pasto)